A todos nuestros lectores y lectoras y a todo el mundo. Y si estos días de vacaciones queréis visitarnos, estaremos encantados de recibiros en este rinconcito de la Vega de Granada.
El 2 de julio pude, por fin, ver la película Secaderos en el cine Madrigal, el que mantiene viva la pasión por el cine tal y como lo conocí en los años en los que yo era un jovencito, pero esa es otra historia. El caso es que, al comenzar la película, me vi reflejado en ella, las personas hablaban como yo y como las personas que conozco, es decir, como se habla en la Vega de Granada. Cartel de la película Secaderos, de Rocío Mesa Para mí fue una agradable sorpresa ver a esa niña que iba a la Biblioteca Pública de Chauchina haberse convertido en una espléndida actriz. Me refiero a Ada Mar Lupiañez Huertas, la protagonista de la película. Pero de algún modo surgió un vínculo que iba más allá de la historia de Nieves y que se relacionaba con lo que yo he vivido y sentido en la Vega y lo que veía y sentía que quiere trasmitir la película, que no es más que un alegato por la Vega de Granada, reflejado en los secaderos como metáfora de una forma de producir y vivir que, poco a poco, está d
En el día de ayer encontramos una referencia a las Biblioteca de Chauchina en los primeros años de la Segunda República en el libro Patronato de Misiones Pedagógicas: septiembre de 1931-diciembre de 1933 (1934) - Patronato de Misiones Pedagógicas , que se puede obtener en el siguiente enlace de la Biblioteca Digital de Castilla y León, https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/consulta/registro.cmd?id=3823 Se trata de un libro elaborado por el Patronato de Misiones Pedagógicas en el que se explica cuál es el objetivo de las Misiones Pedagógicas, cómo se organizan y qué acciones han llevado a cabo. Las Misiones Pedagógicas fueron un proyecto cultural patrocinado por el Gobierno de la Segunda República Española a través del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y desde las plataformas del Museo Pedagógico Nacional y la Institución Libre de Enseñanza. Entre 1931 y 1936, la labor del Patronato llegó a cerca de 7000 pueblos y aldeas con la participación aproximada de 600 perso
Quizás sea esta época, cuando el sol apenas calienta, cuando un paseo por la vega sea la actividad más agradable que pueda uno realizar. Es saludable, pues se hace ejercicio, es gratuita, es agradable a la vista, por el color amarillento del paisaje, menos al oído, aunque también se pueden escuchar las aves o, simplemente, los pasos sobre la tierra del camino, aunque depende de la zona, es reconfortante, pues nos acerca a lo poco que queda por estos lugares que nos recuerda la naturaleza, en definitiva, un tesoro que nos está esperando cada día. A mí personalmente me gusta esta estación del año y no temo al frío, al contrario, desde las cuatro y diez, por recordar a Aute, me calzo las botas, cojo mis bastones de marcha nórdica y cual aventurero, comienzo a caminar por el margen derecho del Salado hasta su desembocadura con el Genil. Sobre el puente sobre el río Genil alzo la vista hacia la sierra y me animo al ver la nieve, poca para esta época, que cubre sus cimas. Y continúo, marge
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